domingo, 25 de junio de 2017

En pos de la simplicidad. Rosalba Campra.

A los correctores de estilo de las editoriales.
Esta historia no me pertenece. Tampoco puedo decir que como me la contaron yo la cuento, porque para menor afán de los personajes he ido cambiando varias cosas. Así, en mi versión, a la hija recién nacida de la nueva favorita no la roba una concubina despechada y la abandona en un bosque; ni los campesinos que la encuentran la venden a un carbonero; ni la mujer del carbonero, celosa, la cede gratis a uno de los ínfimos burdeles que rodean la ciudad; ni la toman prisionera los piratas cuando por fin ha conseguido escapar; ni el ilusionista que la rescata la usa para probar sus trucos más peligrosos; ni el príncipe heredero que se enamora de ella al verla en un espectáculo en palacio es asesinado cuando, después de haberle ofrecido matrimonio, está regresando a sus habitaciones sin la protección de los guardias; ni ella, de pie bajo la luz de la luna junto al estanque de los lotos empieza a desvestirse para poner fin a sus desdichas ahogándose; ni se oye el grito de la que un tiempo fuera nueva favorita y es ahora emperatriz, que acaba de enterarse del asesinato de su hijo y que, asomándose a la ventana del pabellón especialmente construido para admirar la magnificencia de los lotos en flor, reconoce el lunar en forma de mariposa de aquella hija raptada hace tantos años en la piel blanquísima de la espalda de la desconocida que va entrando en el agua.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario